Jolgorio circense, senderos de droides, cambios de reglas ineficaces y cada vez menos emoción. Esto es lo que todo el mundo ve en 2024, excepto aquellos que animan a Red Bull Racing. El mayor problema es que esto es también lo que ve una gran parte de la industria.
Exactamente igual lo ve Eddie Jordan, quien, además de las tradiciones, siente cruelmente la falta de motores ruidosos que hacen bueno al deporte. Él no es el único:
¡Dios mío! Cuando estabas en una carrera, por ejemplo en Silverstone, y la parrilla empezaba con motores V10... Era increíble, sentías que el suelo se iba a abrir bajo tus pies. Había una fuerza y un impulso increíbles, a la afición le encantaba, todos estaban locos por ello, y podían hacerlo, pero no quieren recuperarlo. No me malinterpreten, no tengo ningún problema con los pilotos, los respeto enormemente, pero estos coches de hoy... ¡Ni siquiera son coches de carreras, son más bien tractores!

Monstruos de toneladas, con un peso enorme, una auténtica vergüenza en la historia de la Fórmula 1. Y además, es una enorme vergüenza para quienes marcan las reglas, y una humillación para aquellos cuyo ADN está ligado a la F1. ¡Odio a esta gente por lo que le hicieron a este maravilloso deporte! —dijo Jordan, expresando su contundente opinión sobre la producción del FIA Liberty. Puede parecer un lugar común, pero no podemos contradecirlo.